3 responses to “Huelga en renfe, adif, feve.”

  1. uncas

    Juan no te molestes,al pueblo le importa una mierda lo publico,lo de todos,los que se enriquecen con sus impuestos,lo que nos estan robando, lo que nos robaran, etc…el pueblo lleva abotargado muchos años, mas de lo que su memoria llega a recordar, siempre sumisos,siempre sirvientes,con los delirios del que no fué dueño de nada, por no ser ni de su vida,pedazos de carne con ojos y sin botijo en la casa.Con ese plantel quien puede contar con los desheredados,con los comenderos que se arrastran para mantener sus miseras vidas por un chusco de pan mal conseguido, como podemos confiar que los feudatarios se alcen para defender a sus familias y sus derechos, si estan sus mentes entumecidas por la falta de neuronas.Debe ser que geneticamente somos los tarados de Europa,quizas el esperimento fallido de algun Dios menor o simplemente que somos españoles, Spain is diferent.

    1. Antonio

      ES LA DOCTRINA DEL SHOCK

  2. Juan Leante

    OTRO SAQUEO A LO PÚBLICO.

    En España, el comienzo y posterior desarrollo del ferrocarril no estuvo en manos del estado, fueron las compañías privadas las que aprovechando subvenciones estatales, supresión de aranceles y facilidades para enajenar los terrenos por donde pasarían las vías, obtuvieron las concesiones del estado para desarrollar sus proyectos. Pero ya antes de estallar la guerra civil, muchas de estas empresas, que en un principio dieron algunos resultados positivos, pocos años después, comenzaron a desentenderse de las instalaciones no haciendo más inversiones, y como cabía esperar, acabar dando un mal servicio a usuarios y empresas. Tampoco les fue mejor a las dos más grandes (Norte y MZA), quienes a pesar de la absorción de otras líneas pequeñas y no tan pequeñas, los resultados y la calidad del servicio no mejoraron, todo lo contrario, fueron cada vez a peor.
    La no intervención del estado desde el inicio a la hora de planificar la red nacional, trajo consigo un sin fin de problemas: operadores con trazados que podían correr paralelos, reglamentos de circulación distintos, material fijo y remolcado dispar, horarios poco compatibles para los enlaces entre líneas, etc. En definitiva, un conglomerado que no daba satisfacción a nadie y suponía un derroche de recursos sin precedentes.
    Cuando RENFE recogió todo este caos nacionalizando la red, no solo tuvo que vérselas con los destrozos producidos en la guerra, si no con algo tan complicado como restablecer un servicio, tanto de viajeros como de mercancías, unificando criterios de explotación que sirvieran a todos. La nueva empresa estatal no se guiaba entonces por temas de rentabilidad si no por restablecer un servicio indispensable para que el país pudiera funcionar.

    No está lejano el comienzo de las infraestructuras de alta velocidad, que tanto dinero público ha costado, cuando el gobierno acaba de dar luz verde a la privatización del transporte de viajeros por ferrocarril. Es decir, le ponemos a las empresas una red inmaculada para que con el dinero de todos hagan un negocio fácil invirtiendo el mínimo.
    Pasará un tiempo, y cuando nuevamente el caos reaparezca como resultado del ansia desmedida por obtener grandes beneficios a corto plazo, estas nuevas compañías ya no les interese el negocio y hagan como siempre hacen, devolverle al estado unas empresas sumidas en la ruina para que las vuelva a reflotar con el dinero de todos los contribuyentes. Así es la política neoliberal con la que nos pretender hacer creer que habiendo competencia todo será más barato y de más calidad. Ya sabemos lo que hacen las petroleras o las telefónicas: ponerse de acuerdo para repartirse el pastel y adjudicar cargos honoríficos a los politicos corruptos que les facilitaron el negocio
    ¡No! Hay servicios que el estado no puede ni debe dejar en manos privadas. Es el pueblo quién decidió como han de gestionarse y como pagarlos. El concepto “deficitario” es totalmente relativo según para quien va destinado. Lo que para uno es un gasto superfluo, para otros es vital, y en cualquier caso es a nosotros a quienes nos deben preguntar lo que queremos hacer con nuestro patrimonio.

    ¡NO! A LA PRIVATIZACIÓN DEL TRANSPORTE DE VIAJEROS POR FERROCARRIL.