Impulsar un Proceso Constituyente.

Hacia una solución democrática de la crisis social y política.

El régimen de sumisión clientelar al Estado de la Monarquía (que comenzó con los Pactos de la Moncloa y se institucionalizó con la Constitución de 1978) ha generado un creciente vacío de representación y organización en la sociedad civil, que la obliga, especialmente en estos momentos, a buscar un reagrupamiento general e independiente con respecto al Estado y sus instituciones.
Este proceso de reagrupamiento lleva años desarrollándose de forma larvaria y molecular, cobró un gran impulso con el estallido de indignación social que supuso el 15-M y después ha continuado buscando nuevas formas organizativas y políticas. Sin embargo, aún no se ha generalizado lo suficiente para ser una alternativa de poder real por falta de referentes políticos claros y puntos de apoyo que ayuden a orientar la fuerza de la movilización social hacia un objetivo común.
La Coordinadora 25-S ha constituido un primer punto de apoyo, aún insuficiente, para favorecer el reagrupamiento y la movilización general de la población ante unas Cortes, “que no nos representan”, cuestionando el presunto carácter democrático de instituciones que legislan y gobiernan contra los intereses de la inmensa mayoría.
A diario se suceden numerosas movilizaciones de resistencia y defensa en común ante el atropello de los derechos más elementales. Es preciso ayudar a extenderlas a todos los sectores y a unificar los movimientos, que buscan una solución democrática a través de diversos procesos constituyentes, en un solo movimiento que entendemos debe orientarse, a partir de los desarrollos presentes, hacia la lucha por Repúblicas Constituyentes.
Porque la constitución de un nuevo marco democrático no puede llevarse a cabo sino sobre la reivindicación republicana de la plena soberanía popular y la igualdad efectiva de derechos contra los privilegios asentados en el régimen corrupto de la Monarquía franquista, plegado por añadidura a los dictados de la UE y la OTAN.
Porque, así mismo, ese nuevo marco democrático necesariamente ha de levantarse sobre el respeto al derecho que asiste a los pueblos, que se sienten constreñidos bajo el Estado monárquico opresor, para decidir libremente la constitución de su propia Asamblea y República Constituyente, si así lo quiere la mayoría concernida. La necesaria unidad de los trabajadores y de los pueblos para lograr sus aspiraciones comunes sólo puede fundarse en la libre decisión y no sobre ningún tipo de imposición. Es la unión de pueblos libres e iguales la que les confiere su mayor fuerza y que en nuestro país podría configurarse como una república de repúblicas.

Una orientación política común: proceso constituyente

Vivimos un momento crítico, de verdadera emergencia. La situación de asfixia y ruina social, de regresión y negación de todos los derechos, se ha vuelto insoportable. Las contrarreformas económicas, políticas y sociales solo se están imponiendo, pese a la enorme resistencia popular, gracias a la colaboración política y sindical de los partidos y sindicatos oficiales.
Romper esa colaboración es la primera condición y exige, junto con la movilización masiva, dotar de una nueva orientación y dirección al movimiento. Es lo que persiguen los numerosos procesos de huelga y movilización. Ante la ausencia de mecanismos democráticos que den solución a los conflictos, la mayoría elige la calle como un recurso para tratar de imponer la defensa de sus exigencias. La profundización de la crisis en todas sus formas, que conduce a la quiebra imparable de un Estado corrupto de arriba abajo, es una llamada permanente a la población para la búsqueda de una salida democrática. Esa es la fuerza objetiva del proceso constituyente.
Un monstruoso arsenal jurídico, de leyes y decretos tendentes a expropiar a la mayoría de sus conquistas y derechos, se eleva contra la población como fruto podrido de la colaboración constitucional de la izquierda y la derecha oficial, que amparan las medidas conjuntas de contrarreforma.
Ante esta situación de bloqueo para cualquier solución democrática y respeto a la soberanía popular, la exigencia mayoritaria de Cataluña de su derecho a decidir sobre sus propios destinos, se enfrenta objetivamente a la brutal ofensiva de imposiciones desde poderes antidemocráticos y da un nuevo impulso al proceso constituyente en el que todos estamos llamados a participar.
Los acuerdos de las Jornadas Constituyentes del pasado diciembre en Rivas son una primera respuesta, aunque parcial, a esta exigencia. Su consolidación y desarrollo debe ser el objetivo de las Segundas Jornadas Constituyentes del 16 y 17 de febrero.
La defensa de lo común, de lo público, se sitúa hoy en primera línea de la movilización contra los planes de la “troika” y del Estado español. Ese movimiento, que es preciso fortalecer y generalizar, necesita un nuevo discurso político, un discurso por la Constituyente, cuyo contenido central es reclamar todos los poderes de decisión para la mayoría: para hacer ley y dar cumplimiento efectivo a sus derechos y reivindicaciones.
Pero no basta con plantear ese objetivo común; será sólo a través de la lucha política, de la movilización general por las reivindicaciones de todos, como las más amplias capas obreras y populares abrirán su propia perspectiva de poder: la organización de formas de poder popular, cuyo eje es el de la democracia en el movimiento obrero y la sociedad para abrir el camino a la Asamblea Constituyente de la mayoría.

Impulso y extensión del proceso constituyente

Una orientación política, que no se quede en autoproclamación, debe dotarse de métodos y formas precisas de actuación. Impulsar y extender el proceso constituyente, que ya se ha iniciado con diferentes expresiones de la reivindicación del derecho a decidir, exige:
– Establecer, a través del diálogo con los trabajadores y “mareas” de cada sector, las consignas y propuestas concretas, que ayuden eficazmente a la movilización por las reivindicaciones y la democracia, tanto en el seno del propio movimiento como en la sociedad.
– Mantener en todo momento el método de la libre discusión y decisión democrática por la acción unida con todos (militantes, sindicatos, partidos, colectivos transitorios,…) sin ningún tipo de sectarismo: por el frente único de todos los que se reclaman de las reivindicaciones y la democracia y quieren obrar en consecuencia para lograrlas.
– Partir siempre de la situación política de crisis y quiebra de los mecanismos de dominación, para ayudar a la organización independiente de los sectores más activos y conscientes, con el fin de favorecer la acción unida y generalizada, orientada a buscar una salida democrática común en un nuevo poder constituyente.
Tomando como ejemplo la situación de la sanidad y el llamamiento a asamblea popular en los hospitales de Madrid, tratamos de generalizar la lucha de forma adecuada, a través del diálogo y el acuerdo, con el método de la movilización unitaria por una solución democrática que preserve la Sanidad Pública, que es de todos, y con ella las condiciones laborales y profesionales de los trabajadores del sector. Hay que extender ese método a los demás sectores y conflictos. Están en marcha iniciativas similares para reunir a través de la comisión Huelga General Internacional del 15-M a colectivos de parados, trabajadores de Iberia, RENFE, Telemadrid,…
Es preciso que los instrumentos y propuestas de acción impulsados por la Coordinadora 25-S se alimenten del método de frente único -estrategia que requiere aplicaciones tácticas diversas- para ayudar al reagrupamiento independiente por el poder popular construido desde abajo. Avanzar en la práctica -y no quedarse en la mera formulación teórica- exige dar pasos de forma consciente y decidida en la constitución de comités, plataformas y colectivos constituyentes, que deben coordinarse y centralizarse mediante delegados elegidos de cada organismo, para construir la base real y activa de las Constituyentes.

Objetivos de la acción política por las Constituyentes

– Reagrupamiento político de quienes piensan en común y ayudan a otros a organizarse: por la movilización y el impulso de formas de poder popular hasta echar abajo al Régimen de la Monarquía, por la República Constituyente que haga ley las reivindicaciones y aspiraciones de la mayoría.
– Discurso constituyente: desarrollar y extender sus ideas fuerza: unidad sobre objetivos comunes, democracia en los movimientos reivindicativos y en la sociedad, ruptura con el actual marco institucional, derecho a decidir contra las imposiciones de poderes contrarios a las necesidades de la mayoría, poder popular por una nueva representación política democrática. Se trata así de traducir a cada sector y conflicto las iniciativas que puedan ayudarles a inscribirse en la lucha común por las Constituyentes.
– Movilización: tomar decisiones prácticas y concretas para promover la movilización general (hacia una Huelga General efectiva que eche atrás los planes de destrucción social) e impulsar la participación masiva en el proceso constituyente, para devolver al pueblo la capacidad plena para decidir sobre sus intereses vitales y generales.

Comisión Huelga General Internacional

One response to “Impulsar un Proceso Constituyente.”

  1. miloren

    Uff. ¿no os habéis equivocado de sitio?