La escalada de violencia policial es imparable. La violencia real, la que ejercen especialmente las llamadas UIPs (o Unidades de Ira Policial) en sus rafias, crece día a día ante la aquiescencia general de los medios y partidarixs del Régimen. Su violencia es indiscriminada – no como la de los llamados “vándalos”, que se dirige sólo a cosas o, como autodefensa, a funcionarios estatales armadxs –, y ya ha sobrepasado las líneas rojas de humanidad más elementales. En la manifestación de ayer (1 de febrero) en Alcorcón agredieron a una niña de cinco años. En la de Valladolid, una mujer de 60 años se encuentra ingresada con hemorragia cerebral tras la paliza recibida por la policía y ser detenida durante dos horas. A otra le rompieron un brazo y provocaron lesiones en la espalda.
“Duro y a la cabeza” era la consigna del tesorero del PP en un twit a otro preboste, Dicho y hecho: la policía, como brazo armado, ejecutó literalmente la orden sobre el cráneo de esa mujer indefensa, que ahora está postrada en la cama de un hospital. Conviene descorrer la cortina y darnos cuenta que “poli bueno” es un oxímoron. La policía no parece que esté para proteger a la población, sino para ahogar la disidencia, para disciplinar la ciudad, para acallar los barrios.
Y basta ya también de que una gran parte de los medios de comunicación de masas continúen criminalizando la protesta, haciéndose eco de noticias sin contrastar, o bien ejerciendo un apagón informativo interesado, creando sensaciones cinematográficas de saqueo y destrucción por parte de alborotadorxs, tergiversando hechos y actuaciones policiales, inquietando o fascinando a sus audiencias, defendiendo a capa y espada y por encima de todo y ciegamente a la policía. En resumen actuando de cómplices necesarios ante la opinión pública.
¿Tiene algún sentido toda esta barbarie dentro de un sistema que se autodenomina democrático? ¿Hemos de pensar que la democracia abriga en su seno más íntimo – funcionarixs pagados por el estado – la violencia extrema, organizada, entrenada y arbitraria? ¿Es el estado moderno un mero gestor de la violencia contra la disidencia? ¿Hemos de asumir entonces que la naturaleza de la policía es la misma en los sistemas llamados democráticos que en los llamados dictaduras?¿Los cacareados derechos humanos son sólo una farsa más para engañar a una población sacudida a palos con cada vez mayor constancia, asiduidad y dureza? ¿Cree usted todavía que no existe la tortura dentro de este Régimen autodenominado democrático?
Que cada uno responda como quiera a esas preguntas. Aquí dejamos dos testimonios del horror contemporáneo: el texto de la madre de la niña de cinco años agredida por fuerzas armadas del estado español y la foto de una de las mujeres tras salir del hospital – la otra sigue ingresada a fecha de hoy -. Igualmente, enlace a un vídeo de uno de lxs detenidxs agredidxs, que da cuenta de la catadura moral y psíquica de lxs funcionarixs armadxs por el estado, y otro de la Asamblea de Valladolid que desenmascara las mentiras de la versión oficial.
http://www.youtube.com/watch?v=E-zF1SWN2hc#t=77
http://www.15mvalladolid.com/2014/02/las-11-mentiras-del-gobierno-sobre/
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