En un escenario político en el que las decisiones se toman cada vez más lejos de las personas, y por tanto contra ellas con cada vez más mezquindad, se alzan cada vez más voces, desde cada vez más espacios y con más desesperación que debaten la conveniencia de un proceso constituyente extraordinario. Frente al error que creemos supone este hecho tomado de forma aislada, sin tener en cuenta medios que posibiliten su ejercicio popular en adelante y la participación permanente, nos planteamos que es preciso tratar del Poder Constituyente, de las vías mediante las cuales éste podría dar lugar a dicho proceso y de lo que constituye en sí mismo.
Tras siete lustros de Constitución post franquista, nos ha quedado ya bien claro, por si acaso a alguien le quedaba alguna duda, que por mucho que llamen a éste régimen político democracia no lo es. La razón se fundamenta en la prohibición constitucional de las herramientas de participación de las personas en la política, las libertades políticas, limitadas únicamente a la libertad de elección de representantes, la llamada democracia representativa. Y es ya patente al observar la forma en la que esta canija e indirecta libertad se permite: acotada por organizaciones necesariamente cerradas y piramidales, ejercida sin control popular alguno… una máquina de fabricación de mayorías mediante la cual se otorga el control absoluto del Estado a las entidades que mejor pueden controlar las élites financieras.
Pero la vinculación inquebrantable de toda libertad a las personas, como único sujeto de libertades posible, ejercidas en muchos casos colectivamente, nos lleva a pensar que todas estamos visionando un mismo objetivo con diversas lentes, que lo acercan o alejan de nuestro alcance: el objetivo de nuestra autogestión.
Será en el Foro Social Mundial de Madrid en Tabacalera, el domingo 30 de marzo, a las 11:00.
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