En Grecia, como en muchos otros países anteriormente, el capitalismo del desastre ha utilizado la crisis de la deuda soberana como excusa para impulsar una agresiva campaña de saqueo neoliberal: Ataque a los derechos laborales, sociales, y políticos de la población, desmantelamiento del sistema de salud y educación, despojo masivo a través de mega-proyectos mineros, y privatización de todo lo que constituye la riqueza pública. Como parte de los términos del “memorándum” oneroso impuesto por el FMI, en 2011 el gobierno anunció sus planes de privatizar EYATH, la empresa estatal que proporciona servicios de agua y saneamiento al 1,2 millón de habitantes de Tesalónica. Suez, la trasnacional francesa del sector del agua, y Mekorot de Israel fueron muy rápidas en expresar su interés en EYATH y han avanzado ya a la segunda fase de la licitación pública. El precio de venta de EYATH se calcula alrededor de €100 millones, una suma escandalosa tomando en cuenta que la empresa tiene beneficios de €20 millones al año, y dispone ya de un capital de alrededor de €50 millones, que el comprador heredará.
218.000 personas emitieron su voto, más de la mitad de los que votaron en las elecciones locales el mismo día. Obviamente, si las urnas no hubieran sido expulsadas de los patios de las escuelas por el gobierno, a menudo a lugares inasequibles, esta cifra habría sido mucho mayor.
El referéndum es, sin duda, la mayor movilización de base que la ciudad ha visto en años. Ha requerido un alto grado de compromiso y responsabilidad de parte de un gran número de personas, y creó un fuerte sentimiento de unión entre los participantes. Fue un momento de empoderamiento, donde se ha recuperado un poco de la dignidad arrebatada por 4 años de austeridad y despojo. Este es otro aspecto en el que el referéndum ha sido importante: en la creación de conciencia política y el empoderamiento colectivo.
Así, el 18 de mayo hemos plantado una pequeña semilla de democracia directa y participación de los ciudadanos en los asuntos políticos. Por supuesto, el triunfo del “NO” es solo un buen comienzo: hay que mantener la movilización y aumentar la presión con todos los medios contra la privatización, y sobre todo, abrir el diálogo democrático sobre qué modelo de gestión del agua garantiza justicia social y ambiental y acceso universal a este vital elemento.
Muchos ciudadanos y organizaciones desean mantener la empresa bajo administración estatal, que ha asegurado tarifas razonables hasta el día de hoy. Algunos otros piensan que la gestión del agua es más bien la tarea de las autoridades municipales. La Unión Regional de Municipios ya ha declarado su interés en la creación de una autoridad inter-municipal de gestión del agua. Una tercera e innovadora propuesta proviene de la Iniciativa 136, un movimiento de base que organiza los ciudadanos de Tesalónica en cooperativas de agua locales sin fines de lucro, que se unirán para gestionar la empresa según los principios de democracia directa, justicia social, participación y transparencia.
Mientras la gobernación económica se aleja cada vez más de los intereses de la población que pretende representar, la tarea ahora recae en los ciudadanos de reclamar sus derechos básicos, reinventar la democracia y proteger los bienes comunes a través de iniciativas populares. Grecia, el último experimento del capitalismo global en la “acumulación por desposesión”, presagia el futuro sombrío que las élites económicas quieren extender a toda la población europea. Pero los movimientos sociales y las organizaciones ciudadanas no tienen la intención de ser observadores pasivos al saqueo neoliberal. A la insistencia de que “no hay alternativa”, gritan que “hay muchísimas alternativas”, siempre y cuando la sociedad organizada desata su creatividad para proteger sus derechos y sus bienes comunes.
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