En primer lugar, y lo más importante, enhorabuena a todas las personas que se han arremangado para acabar con la lacra de las irregularidades electorales cronicas en España. Desde quienes se han atrevido a denunciarlas, vecinas y transeuntes que se han hartado de ver cómo en este páis votan hasta los muertos, hasta iniciativas como la de la nutria, con mención para la marea granate y su denuncia del voto robado en el extranjero.
En segundo, un suspenso al Estado que no ha hecho más que empeorar las condiciones del voto desde que empezamos a denunciar las graves irregularidades contra el secreto y la libertad del voto. Tras más de diez años denunciando la chapuza electoral española, las cabinas siguen siendo inoperantes en numerosos colegios electorales, las papeletas faltan y algunos apoderados siguen coartando indirecta o directamente, o como vimos el año pasado policías armados rondan por las mesas donde los votantes cogen las papeletas.
Y lo peor de todo, seguimos sin conocer qué se hace con los listados de votantes, en los que marca quién vota y se dejan sin marcar quién no. Ni los que el estado custodia, ni los que confeccionan los apoderados de los partidos politicos a pie de urna. El voto en España es un derecho, no un deber, y el único voto útil es el voto, o el no voto, en libertad. Durante la votación se generan la llamadas listas de votantes, listas de censo donde se registran los nombres de las personas que deben votar en esa mesa, y en las que habitualmente los vocales de la mesa y los apoderados de los partidos tachan aquellos que votan, al objeto de evitar el doble voto. Al final de la jornada electoral no hay garantías de que dicho listado sea destruido, como debiera, quedando a disposición del Estado, y lo que es peor, de los partidos, que registran los datos en sus propias listas y se guardan. No existe norma legal que obligue a su destrucción. Estas listas pueden venirse utilizando para la localización y el acoso de abstencionistas. También puede posibilitar la localización de un votante a partidos minoritarios dentro de unas pocas centenas de votantes dentro de una misma mesa electoral, ya que las listas se confeccionan mesa a mesa, por lo que es posible localizar votantes calle a calle.
Un año más promovemos la responsabilidad personal del elector para que sea el mismo, sin broncas ni enfrentamientos con nadie, quien evalúe el estado de su colegio electoral. Se trata de la hoja de control de irregularidades electorales, que basta con rellenar y entregar al presidente de mesa para que adjunte en el acta si lo desea, guardando una copia. Insistimos, sin broncas ni enfrentamientos, recordad que el presidente y sus vocales son personas que igual que nosotros sólo son víctimas de estas irregularidades crónicas de los procesos electorales, no debemos presionarle para que acepte la hoja y la incluya en el acta. A continuación, manda la copia al correo de Politica Corto Plazo o directamente a la Junta Electoral.
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