12esima edición Muestra de Cine de Lavapiés Viernes 26 de junio a las 19,30h Cine Doré

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Desde el colectivo organizador de la Muestra de Cine de Lavapiés nos invitan a la jornada de inauguración en nuestra 12ª edición.

Viernes 26 de junio a las 19,30h Cine Doré. Filmoteca Española.

19:30 Inauguración

Proyección de:
Port Trade Portrait
Io sto con la sposa

Debate con Grabiele Del Grande, director de Io sto con la sposa

Este año hemos decidido poner el foco en esas pequeñas y épicas historias de seres humanos que naufragan en los margenes y sino quedan sepultados por los discursos oficiales de la Europa fortaleza, ciega, sorda y represiva. Vamos a proyectar dos películas que, desde diferente punto de vista, nos plantean relatos de las migraciones modernas, configuradoras de nuevas subjetividades. Y vamos a tener un debate sobre las mismas para lo que vamos a contar con la presencia de uno de los directores de Io sto con la sposa, Gabriele Del Grande
En la parte inferior del correo podéis leer una presentación de la jornada y la ficha técnica de las películas.

…No podemos decir ahora que no lo sabemos, que las historias no se cuentan. Se cuenta, se calcula, que entre 2000 y 2015 han fallecido 27.000 personas en el Mediterráneo. Y hay otros mares, otros continentes, con otros barcos a la deriva. En la obsesión por la inmediatez informativa, los datos y las historias también naufragan, quedan sepultados por las candidaturas de confluencia y las peleas entre tertulianos. Cuatro días antes del mayor naufragio de este año en el Mediterráneo, donde se estima que 700 personas perdieron la vida, un documental vino a rescatarnos: Io sto con la sposa. Un documental que habla de la rabia, de la impotencia ante tanta frontera, y de la rabiosa alegre desobediencia como única respuesta.

“Un poeta palestino y un periodista italiano conocen a cinco palestinos y sirios en Milán que han entrado en Europa por la isla italiana de Lampedusa huyendo de la guerra en Siria. Deciden ayudarles a llegar a Suecia, si es que antes no los detienen por tráfico de personas, fingiendo que van a una boda. Con una amiga palestina vestida de novia y una docena de amigos sirios e italianos como invitados, cruzan media Europa en un viaje de cuatro días y tres mil kilómetros. Este viaje cargado de emociones no solo revela las historias y los sueños de los cinco palestinos y sirios y de sus peculiares traficantes, sino que saca a la luz un aspecto desconocido de Europa: una Europa trasnacional, solidaria e irreverente que se mofa de las leyes y restricciones de la Fortaleza en una mascarada que no es sino la filmación en directo de algo que realmente ocurrió en el camino entre Milán y Estocolmo, entre el 14 y el 18 de noviembre de 2013.

Un documental y aún así una acción política, una historia real y aún así fantástica, Yo soy de la novia es todas estas cosas a la vez. Y, desde el primer momento, la naturaleza híbrida de la película dictó una serie de elecciones. En primer lugar estaba el guión: en lugar de escribir diálogos y personajes, organizamos el viaje en escenas, imaginando situaciones, en las que nuestros personajes, acostumbrados a la presencia de las cámaras, pudieran moverse libremente.

El rodaje, por tanto, siempre tuvo que adaptarse a las necesidades de la acción política, porque teníamos que llegar realmente a Suecia, no era algo subordinado a la película. Y teníamos que llegar allí lo antes posible. Esto requería evidentemente una enorme cantidad de trabajo: doce horas al día en un coche, escenas que filmar, archivos que descargar y, con suerte, tres horas para dormir cada noche. Si hubo algo que impidió que el equipo nos abandonara el primer día fue la atmósfera que se creó entre nosotros.

El hecho de que estuviéramos compartiendo un enorme riesgo y un enorme sueño nos unía. Y esta experiencia también cambió nuestra forma de ver las cosas y nos ayudó en la búsqueda de una nueva percepción de la frontera, en la búsqueda de un lenguaje que, sin caer en las trampas del victimismo, fuera capaz de transformar el monstruo de nuestros temores en los héroes de nuestros sueños, de convertir lo feo en hermoso y a darles un nombre a los números” ( Antonio Augugliaro, Gabriele Del Grande, Khaled Soliman Al Nassiry, directores de la película).

Nuestro lema, como sabéis, versa sobre barrios y mundos y mundos y barrios, y si son muchos o uno, quedándonos en aquel entrañable lema de “piensa global, actúa local”, mientras todos nosotros transitamos por el medio. Entre los concretísimos barrios, configuraciones emocionales al margen de las divisiones oficiales, y los sutilísimos mundos, interiores unos, difusos otros, permeables e invasivos, hay un sinfín de fronteras naturales, nacionales, estatales, burocráticas. Y de la naturaleza de los cuerpos depende la facilidad o imposibilidad de franquearlas.

Port Trade Portrait
David Batlle
36′ 00” / 2014 / documental / España
Dirección, guión, montaje: David Batlle
Fotografía: Carlos Vásquez
Sonido: Amanda Villavieja
Con la participación de Lola López y Kheraba Drame.
Port Trade Portrait es un retrato del antiguo puerto de mercancías de Barcelona, actualmente transformado en espacio de ocio turístico. De los mismos muelles que zarparon los barcos negreros que enriquecieron a la burguesía barcelonesa, hoy turistas pasean junto africanos que intentan salir adelante bajo la presión de persecuciones y detenciones.

Io sto con la sposa
Lengua original: arabe, italiano, inglés
País de producción: Italia, Palestina
Año: 2014
Duración: 89 min
Genero: documental
Dirección: Antonio Augugliaro, Gabriele Del Grande, Khaled Soliman Al Nassiry
Guión: Antonio Augugliaro, Gabriele Del Grande, Khaled Soliman Al Nassiry
Producción: Gina Films, DocLab
Fotografia: Gianni Bonardi
Montaje: Antonio Augugliaro
Musica: Dissòi Lògoi

“Io sto con la sposa” es muchas, muchas cosas. Es un documental que trata de contar mediante la ironía y la poesía el drama de la guerra en Siria y las travesías del mar. Es una divertidísima mascarada, pero también un serio acto de desobediencia civil. Se cuenta la historia de un cortejo nupcial que cruza Europa, desde Milán hasta Estocolmo, para ayudar a cinco palestinos y sirios sin papeles a que lleguen a Suecia y soliciten allí asilo. Antes de ser una película, es una historia real. Real como el grupo transnacional, formado por italianos, palestinos y sirios, con el que decidimos que había llegado el momento de desobedecer, de dejar de respetar ciertas leyes. Porque el derecho no es neutro. Las leyes a veces pueden ser erróneas. Y llega un punto en el que no tiene sentido apelar al Estado de derecho ni a la retórica de los derechos humanos. Un punto en que solo la conciencia te puede decir si estás en el lado justo, y cuando una guerra la has visto con tus propios ojos no te queda ninguna duda de que estás en el lado justo si estás ayudando siquiera a una de esas personas que están huyendo.

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